miércoles, 9 de abril de 2025

Entrevista capotiana a Abraham Gragera

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Abraham Gragera.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Uno con inviernos largos, junto a buenos vecinos y en una casa bien acondicionada, luminosa y con vistas lo más amplias posible.

¿Prefiere los animales a la gente? Cuando me paro a pensarlo, no veo la diferencia.

¿Es usted cruel? Sólo en la imaginación.

¿Tiene muchos amigos? Más de los que pensé que llegaría a tener.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Inteligencia, lealtad y empatía.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No. Suelo ver a la gente venir.

¿Es usted una persona sincera? No consigo entender cómo ha llegado la sinceridad a tener tanto prestigio.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Con mi familia. Leyendo. Escuchando música. Haciendo nada.

¿Qué le da más miedo? La visión materialista de la existencia.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La posverdad.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? El idiota, pero más aún.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? No.

¿Sabe cocinar? Lo justo.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A Jacques el fatalista.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Dinero.

¿Y la más peligrosa? Dinero.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Soy miembro del partido que fundó William Blake.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? No lo sé. No estoy muy seguro de no ser otra cosa todo el tiempo.

¿Cuáles son sus vicios principales? El orgullo y la melancolía.

¿Y sus virtudes? La humildad y la alegría.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Las de mi familia, supongo.

T. M.

martes, 8 de abril de 2025

La niñez mallorquina de una autora italiana

Larga es la nómina de literatos que se han sentido atraídos por la isla de Mallorca, y que además han hablado de ello en sus libros. A finales de 1906 Rubén Darío se instaló en esta tierra media docena de meses y más adelante, en 1913, regresó para instalarse en la Cartuja de Valldemossa. Esta localidad queda explícita en la fecha con la que se abre su relato autobiográfico, inacabado, El oro de Mallorca, pero también a la isla balear le dedicó poemas como «Vésper», que decía: «Ya la ciudad de oro / ha entrado en el misterio de la tarde. / La catedral es un gran relicario. / La bahía unifica sus cristales…».

Este es sólo uno de tantos ejemplos de autores foráneos que se quedaron prendados por el lugar, como refirió Marta Dominguez en un artículo para RTVE en 2022: «La isla que fue un imán para los escritores: Mallorca». En él, citaba además, a George Sand, Agatha Christie —lo cual le inspiró Problema en Pollensa—, Evelyn Waugh, Kingsley Amis, George Sand —que escribió Un invierno en Mallorca—, Anaïs Nin, D. H. Lawrence  o Robert Graves, que la visitaron en su juventud o decidieron quedarse a vivir. Este último llegó a Deià en 1929, y su rastro puede seguirse visitando la casa en la que vivió, pues se convirtió en un pequeño museo dedicado al escritor, que está enterrado en un cementerio mallorquín.

Menos conocido es el caso de la autora Fabrizia Ramondino (Nápoles, 1936-Gaeta, 2008), que empieza así una de sus obras: «Era el 13 de febrero de 1937. El cónsul Luigi Ferdinando Baldaro se disponía a partir hacia España para tomar posesión de su cargo en Mallorca. En el puerto de Nápoles, pintada de azul y blanco, una corbeta soñolienta se fingía barco de crucero; pero en realidad, con poderosos motores trucados conducía a Mallorca a la familia del cónsul y a un grupo de asesores y espías». La novela vio la luz originalmente en 2001 y ya la tenemos en español, además, con un prólogo de Daniel Capó, que destaca los asuntos que marcaron la literatura de esta autora: «la infancia y el recuerdo, la marginación y el exilio». Así, Guerra de infancia y de España (traducción de Celia Filipetto) está inspirado en un tiempo y un lugar familiares para los Ramondino. El padre de la escritora era, en efecto, un cónsul (del gobierno fascista italiano) en la isla balear que tuvo que abandonar España en el contexto de la Guerra Civil.

La impronta hispana es clara sólo empezar el texto, con un epígrafe del Quijote, que precede una larga narración protagonizada por Titita, cuya familia llega a Mallorca en una corbeta para asentarse en una casa de las afueras, Son Batle. La autora equilibra bien el contraste entre lo más angustioso, el mundo de los adultos amenazado con una guerra local y otra europea a la vista, con el otro mundo, el del interior de una chiquilla muy despierta que siente interés por todo lo que le rodea, ya sea el jardín de la villa donde vive o lo que tiene a bien enseñarle su niñera, al tiempo que descubre la naturaleza o personas de diferentes clases sociales.

El amor por su padre —que algún lector relacionará con el complejo de Edipo— y el trato difícil con su madre, la referencia a su querida abuela, residente en Nápoles… Todo se va desarrollando mediante este juego paralelo de niñez y peligro bélico en que Italia está destinada a quedar derrotada. Una deslumbrante Mallorca ve cómo crece la muchacha, y la novela deviene un gran fresco social que tiene, cual escenografía de teatro infantil, la mirada de un ser inocente que aprende a desapegarse de la edad más feliz. Con todo, lo trágico se asoma pronto al libro, cuando se aluda a una nodriza de Son Batle que exclama a su señora, en catalán: «Són tots morts… tots morts…, Jordi, Delfí, Joanet… Creu, Caterina, Jaume…», en referencia a una «matanza» ocurrida en el mes de agosto en la isla. Una Mallorca que, por el cargo del padre de la protagonista, se presenta con un gran abanico de personajes de diferentes estatus, de continuo estableciéndose el contraste entre las altas esferas, hipócritas y falsas, y aquellos que de modo auténtico persiguen la verdad de los hechos y la vida: los artistas; no tanto «los artistas ricos y famosos, nativos o extranjeros de paso, invitados a los salones de la ciudad», sino «aquellos más oscuros y extravagantes».

Publicado en Cuadernos Hispanoamericanosnº 894, marzo 2025

lunes, 7 de abril de 2025

Entrevista capotiana a Diego Gómez Pickering

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Diego Gómez Pickering.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? No me cabe duda que sería en mi biblioteca, ni grande ni pequeña, lo suficientemente ecléctica y multilingüe. El mejor lugar para esconderse del mundo, sin renunciar a vivir en él.

¿Prefiere los animales a la gente? Prefiero algunos animales a alguna gente.

¿Es usted cruel? Considero que la crueldad, en cierta medida, está en el ojo de quien la juzga, y en dicho tenor todos, en algún momento, hemos sido calificados de crueles.

¿Tiene muchos amigos? Me siento muy afortunado, porque tengo buenos y muchos amigos, algunos a quienes llevo años sin ver pero que siguen aportándome consuelo a través del recuerdo de los tiempos compartidos.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Que sean buenos conversadores, que sean de risa fácil, que carezcan, en la medida de lo posible, de prejuicios, que disfruten del comer y del beber, que sepan escuchar y se dejen escuchar.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Afortunadamente no.

¿Es usted una persona sincera? Trato de ser lo más sincero posible, sobre todo conmigo mismo.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Leyendo, viajando, escribiendo, andando, pensando.

¿Qué le da más miedo? Los tiempos que vivimos.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La falta de responsabilidad al respecto de las propias acciones.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Me hubiese dedicado al campo, a criar animales.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? El senderismo.

¿Sabe cocinar? Tengo un par de buenas recetas mexicanas que dejan bien parada la tradición culinaria de la tierra que me vio nacer.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Escribiría sobre Juan Garrido, el conquistador africano que junto a Hernán Cortés participó en la toma de México Tenochtitlan.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Para mí, en español, hogar.

¿Y la más peligrosa? Hoy en día, extranjero.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Afortunadamente he desistido de ello tan pronto como la idea ha cruzado mi mente.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Me considero una persona de centro izquierda, aún y cuando creo que toda tendencia política, en la actualidad, carece de verdadero significado.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Me gustaría ser arqueólogo.

¿Cuáles son sus vicios principales? El tabaco y el tequila añejo.

¿Y sus virtudes? Dormir a pierna suelta y dar el beneficio de la duda.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Me imagino que serían apocalípticas, entre San Juan y la Divina Comedia, aunque con una buena sinfonía de fondo.

T. M.

sábado, 5 de abril de 2025

Una nueva etapa para la revista "Qué Leer"

                     

Tengo la inmensa satisfacción de ver, bajo mi dirección, cómo ha quedado de espléndida la revista de abril de Qué Leer, renovada por completo; lo explico en el editorial, del que reproduzco algunos extractos a continuación:

Qué leer. Este es el quid de la cuestión, entre el trillón de libros de los que disponemos. A eso responde Qué Leer: a ofrecer una selección comentada de todo tipo de géneros librescos, de manera muy renovada ahora, con este número de abril que aspira a promover una nueva mirada a la hora de abordar la lectura. (...) A veces, con ese lenguaje, el trabajo racional y la intuición artística, logramos elaborar una obra que pueda entrar dignamente en la tradición literaria, lo cual es el mayor triunfo de cualquier autor. En este sentido, Qué Leer constituye un escaparate, una biblioteca, una estantería donde encontrar libros de toda condición, para que al lector le asalten ideas y conocimientos, o sacie algún pedazo de su curiosidad. Para tal cosa, tengo la satisfacción de haberme rodeado de una multitud de colaboradores que irán teniendo una presencia constante cada mes, a través de una serie de secciones fijas que proponen un asunto concreto, así como otros que participarán de forma puntual a través de reseñas o entrevistas. Vendrán, además, más firmas, y otras secciones novedosas, todo ello acompañado desde ya de un diseño nuevo. (...) un Qué Leer lleno de propuestas lectoras y autores valiosos que nos hablen de ellas. Porque tal cosa es lo que quisiera que caracterizara nuestra revista: dar voz a todos los que tengan a bien integrarse en nuestro proyecto, de ahí los apartados dedicados a la «Voz autoral» o «Voz editorial», más aquellos dedicados a degustar, a modo de cata, algún pedazo de un libro interesante, o a conocer hechos históricos resultado de algún trabajo investigativo. Asimismo, «Hoy» y «Ayer», junto al «Protagonista» mensual, formarán la médula de lo que la actualidad nos proporciona, ya sea la del instante presente como la que rescatamos de tiempos pretéritos. ¿Que qué leer? Qué Leer, espero, tiene la respuesta.

viernes, 4 de abril de 2025

Entrevista capotiana a Nieves Milagros Martín García

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Nieves Milagros Martín García.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Una casa de piedra con tierra fértil y agua en las inmediaciones, en la falda de un cerro o monte con buenas vistas al horizonte a todos los puntos cardinales, en la comarca de Alcaraz y Campo de Montiel, en Albacete.

¿Prefiere los animales a la gente? Los animales ganarían si no fuese madre, gracias a eso mantengo mi fe en el alma humana.

¿Es usted cruel? Creo que no, seguramente he tenido algún comportamiento cruel en alguno instante de mi vida. La razón es simple. Soy humana.

¿Tiene muchos amigos? Amigos no se pueden tener muchos, por cuestiones intrínsecas al propio ser humano.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Supongo que compresión, respeto, espíritu crítico, cordialidad, naturalidad…

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Los pocos que tengo, siguen siéndolo por mi parte. Puedo decepcionarme en un punto inmediato, pero en realidad el que se decepciona es el ego, y ese es solo una parte de mí. Si pides compresión, has de estar dispuesto a darla antes de recibirla.

¿Es usted una persona sincera? Lo intento… a veces da miedo, pero sigo considerando que merece la pena trabajar por conseguir ser una persona sincera y honesta.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Leyendo, escribiendo, paseando con mi perro, viendo dormir a mis hijos, cogiendo setas, cardos para conserva, estando con mi familia…

¿Qué le da más miedo? Menuda pregunta. No es una cosa, son muchas… Lo que me da más miedo es vivir más que mis hijos; tengo miedo a la senilidad, que se borre mi memoria y seguir viviendo en un cuerpo que no sabe quién es. Y sin embargo, ya no me da miedo morir de vieja, pero irme antes siempre que mis hijos.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La mediocridad consciente. La falta de voluntad de mejora, que no de perfección. Es algo que me remueve en los cimientos, que me escandaliza y me indigna.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? No lo había pensado.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Sí, he practicado mucho. Pero no he sido constante en el tiempo. Y debo volver a ello, porque lo necesito, pero cierto es que si no lo practico en la naturaleza, me acaba aburriendo.

¿Sabe cocinar? Sí, y se me da bien, pero me aburre seguir de continuo la receta.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Pascual Duarte, de Cela, Dulcinea, del Quijot, al agricultor muerto protagonista primero de A sangre Fría; hay muchos…

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Dios.

¿Y la más peligrosa? Dios, e Ideología ha hecho mucho daño… pero no podría elegir una sola.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Sí, y lo peor es que me imaginado situaciones donde mato. Las guardo mentalmente para recurrir a ellas en mi obra.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Las que favorezcan a mi patria y a los seres humanos en el mundo por encima de tendencias políticas. Las ideologías son mentira.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Profesora. Ahora ya me ha dado tiempo de pensarlo…

¿Cuáles son sus vicios principales? La comida, aún intento salir de la bulimia, tras casi 30 años. Luego, supongo que el orgullo disimulado, me estoy quitando también de la dopamina del querer llevar razón.

¿Y sus virtudes? La coherencia, supongo, al menos en parte; el trabajo y la constancia, no suena muy literario sin embargo le son imprescindibles a un escritor.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Alguna relacionada con mis hijos, y alguna de lucha en mi vida, que me diese fuerzas para seguir luchando por evitar ahogarme hasta el último aliento.

T. M.

miércoles, 2 de abril de 2025

Un artículo viajero sobre Bath en "El País"

         

El pasado 12 de marzo aparecía en la web del diario El País, dentro del suplemento El Viajero, mi artículo "Bath, el lugar para hablar de Urano, Mary Shelley y Jane Austen", sobre esta ciudad cercana a Londres llena de historia arqueológica, que cuenta con un hotel Marriott y museos de arte y de escritoras.

martes, 1 de abril de 2025

Entrevista capotiana a Jesús Cárdenas

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Jesús Cárdenas.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Al centro de los míos.

¿Prefiere los animales a la gente? Me quedo con la fidelidad y la intuición de los gatos.

¿Es usted cruel? He sido muchas veces cruel con mi cuerpo, dándole lo que no se debe. Fumo unos cigarrillos desde los diecisiete y bebo los fines de semana cerveza, vino y un vasito de whisky. Con la comida, me contengo con las cantidades y las grasas; huyo de lo “light” y de las etiquetas que pongan “Sin”.

¿Tiene muchos amigos? Sé que cuento con unos buenos amigos con los que puedo contar siempre.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Correspondencia. No que sean como uno, sino que se iguale. Paso de esas mierdas de que hay que poner la otra mejilla, o de que hay que comprender, por esa regla de tres quién te comprende.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No, mucho, suelo tener varias capas. Estoy curado de espanto.

¿Es usted una persona sincera? En los sentimientos, siempre. En ámbitos laborales, finjo cercanía.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Trato de sacar más tiempo para la lectura, el análisis y la escritura creativa y para escuchar música, y para pasar con mi amor y mi hija.

¿Qué le da más miedo? No poder despertar, quedarme solo o perder la cabeza.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Me escandaliza la gente poco profesional que publica y comparte vídeos sin tener idea alguna. En general, me escandaliza que cada vez sea más difícil encontrar profesionales en cualquier ámbito. Es peligroso y me escandaliza que el sistema educativo actual haya eliminado el sentido crítico de los jodidos criterios de evaluación. Y sobre todo, la ignorancia supina.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Tal vez, me hubiese hecho daño. El mundo es demasiado hostil. La justicia está reservada para unos cuantos.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? He jugado al baloncesto, practicado natación, etc., pero ahora me aburre. Pienso que está sobrevalorado. Me decanto por el ejercicio mental, y que la electricidad no deje de correr entre las ideas y el lenguaje. Eso sí: siempre que puedo voy andando a todos lados.

¿Sabe cocinar? Por mucho que resulte típico, con tiempo, sí. Cuando tengo invitados en casa me gusta preparar arroz caldoso o cus-cus con verdura, tortilla de patatas con cebolla y tarta de queso. Como se ve, sota, caballo y rey.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? El bandolero José María Hinojosa, alías “El Tempranillo”.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Solo soy especialista en lengua española; en inglés y en francés, lo básico. En nuestra lengua, me quedo con la palabra “amor”. Con ella se combate el desaliento.

¿Y la más peligrosa? Difícil elección, me quedo con un doblete “guerra-idiotez”. La guerra no se hace si uno de los dos bandos muestra su idiotez.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Últimamente, a menudo. Desde que me levanto, alguien jode el silencio; a lo largo del día, muchos estropean el día y buscan conflictos. Al final de la jornada, mataría a los que no dejan de dormir. Espera, hay más. Mataría al que hace obras un domingo a las tres de la tarde. Mataría al que cruza el turismo cogiendo dos aparcamientos. Mataría a los pesados que llaman por teléfono a deshoras. Mataría a los que hacen ruido comiendo. Mataría a los que se piensan que saben de algo y no han visto un libro ni por el forro. Mataría a los que no se detienen en los pasos de peatones. Mataría a los que no cuidan de los animales que tienen a su cargo. Mataría a los padres y a las madres que no se les ve el pelo en las citas de tutoría. Mataría a los gestores de los ritmos latinos. Mataría a los que insultan gratuitamente. Mataría a todos los que se aprovechan de otros más débiles. Con esos, pienso haría mil maldades.  

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Me considero apolítico, aunque con inclinación a lo que signifique la defensa y la dignificación de lo público. En algún poema, he dado cuenta de la conciencia en contra de la gente abusona y cabrona, adinerada, insolidaria.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Un cantante de rock.

¿Cuáles son sus vicios principales? Son tantos, que a ver si no se me olvida uno de los principales. Tomar más líquido de la cuenta. Leer un poema y querer analizarlo. Dudar de lo reescrito. No dejar pasar lo tóxico de la gente. Además, soy demasiado exigente conmigo.

¿Y sus virtudes? Coraje de seguir adelante aunque tuviese una puta infancia. Voluntad de no desviarme del camino recto aunque faltase el pilar materno con apenas iniciada la treintena. No dar por perdido un verso, rescatarlo y echarlo a la lona a pelear con el exterior. Ser honesto conmigo mismo con lo que hago.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? No me hace falta imaginarlo, lo he sentido en más de una ocasión. Me ha pasado por la cabeza en alguna ocasión quitarme de en medio, devorarme a mí mismo. También, la típica, donde se abre la tierra y caes en una gran zanja, y después te ves en una caja de pino. Se me viene la imagen de la tierra porque soy de interior.

T. M.

jueves, 27 de marzo de 2025

Publicación de "El amor por la muerte en la cultura germana. De Goethe a Günter Grass y del antisemitismo al Muro de Berlín"


Qué espléndido ha quedado este nuevo libro mío, ya a la venta, gracias a El Desvelo Ediciones: El amor por la muerte en la cultura germana. De Goethe a Günter Grass y del antisemitismo al Muro de Berlín

En el enlace del título se puede acceder a la imagen de cubierta, a la ficha con el contacto de prensa y demás datos, y a un extracto del contenido: el inicio de la introducción. A continuación, reproduzco el texto de contracubierta.

¿De dónde procede la querencia de los literatos alemanes por el morir? ¿Esa deleitación morbosa es algo propio de singularidades o impregna toda la cultura germana? Toni Montesinos responde a estas preguntas con una extensa relación de autores, vidas y obras que, abrumadoramente, ponen de relieve cómo la muerte preside la lengua alemana y ha marcado el devenir histórico de sus tierras. De este modo, el autor hace alarde de su maestría investigadora para ofrecer una historia de las letras alemanas, desde el siglo XVIII hasta el XXI, en que cuestiona a muchos de sus protagonistas, desmitificando biografías y libros, al tiempo que lleva al lector a ese imán social hacia el suicidio o el afán mortuorio en forma de guerras o exterminio de seres humanos. Y es que, como escribió George Clemenceau: «En la naturaleza de los hombres está el amar la vida. Alemania no practica este culto. En el alma alemana, en el arte, la filosofía y la literatura de este pueblo no se comprende lo que es verdaderamente la vida, lo que constituye su magia y su grandeza. Y hay en él una atracción morbosa y satánica por la muerte. Este pueblo ama la muerte».

PVP: 25,50 €
ISBN: 978-84-12950-94-6
Páginas: 496
Tamaño: 13,50 x 21 cm
Encuadernación: rústica con solapas
Publicación: 28/03/2025

miércoles, 26 de marzo de 2025

Entrevista capotiana a Francine Zapater

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Francine Zapater.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Bàgneres-de-Luchon, en el sur de Francia. Mi lugar favorito en el mundo, a orillas del rio Garona, rodeada de montañas, lagos, crêpes y cabinas de teléfono antiguas donde intercambiar libros gratis. 

¿Prefiere los animales a la gente? No sé si es una cuestión de preferencia, pero me siento más cómoda acariciando a un perro que entablando una conversación con otra persona. Aunque lo disimulo bastante bien.

¿Es usted cruel? Más bien sarcástica, pero intento controlarlo porque luego me arrepiento. No me gusta hacer daño gratuito a nadie, así que suelo usar el humor para encubrir alguna que otra puñalada cargada de sarcasmo. En el plano literario sí que soy muy cruel. A veces me sorprendo a mí misma de las maldades que invento sobre el papel.

¿Tiene muchos amigos? No. Soy una antisocial extrovertida. Un concepto extraño, lo sé, pero me define bastante bien y limita mis amistades. Me relaciono alegremente con todo el mundo, aunque con muy poca gente comparto mi tiempo y mi vida. Los amigos que tengo puedo contarlos con una sola mano y me sobran dedos.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? No soy buena buscando cualidades. En ocasiones he conocido a personas que no he soportado en un primer contacto y después han acabado siendo imprescindibles en mi vida. Al revés también me ha pasado. Conectar con alguien de una forma brutal y acabar en agua de borrajas.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Una vez, hace muchos años, hubo una persona que consideraba amiga, de esas que tanto me cuesta tener en mi vida, que me decepcionó. Pero como de todo se aprende, desde entonces no le pongo el letrero de amigo a cualquiera ni tengo altas expectativas en aquellos que logran ganarse ese título.

¿Es usted una persona sincera? Me gustaría decir que sí, pero miento más veces de las que voy a reconocer. Muchas otras me muerdo la legua para evitar conflictos o bien recurro al humor para enmascarar una verdad. Es posible que la sinceridad no sea tan buena como la pintan. A veces bajo esa supuesta cualidad podemos ser muy crueles con los demás.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Como buena escritora leer es una de mis aficiones favoritas, pero no la única. Me encanta ir de excursión a la montaña, jugar al Cluedo o al Monopoli con mis hijos, tomar una cerveza bien fría con mi pareja sin mirar el reloj o grabar videos de humor para TikTok.

¿Qué le da más miedo? El fracaso y la falta de control, en cualquier aspecto de mi vida. Me aterra que las cosas no salgan como yo las tengo planeadas. Es algo en lo que estoy trabajando porque siento que limita mis posibilidades. Me encantaría ser capaz de soltar y dejar que la vida me sorprenda, pero me cuesta porque tengo miedo a que eso desemboque en fracaso.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Me escandaliza la facilidad para hacer juicios ajenos que tenemos todos los seres humanos y esa obsesión insana por imponer nuestra verdad al resto como la única posible y aceptable.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Tener una pequeña librería donde montar pequeños clubs de lectura de cuatro o cinco personas e invitar a escritores y vender sus obras como si fueran propias. De hecho, es un futuro que no lo descarto.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Una cosa que llaman “caco” y que yo no tenía ni idea de que alguien le había puesto un nombre. Lo que viene a ser caminar y correr. Cuando me canso de correr, me pongo a caminar y vuelta a empezar. Por lo visto los que paramos para recuperar el aliento sin hacer kilómetros corriendo del tirón, estamos en esa categoría.

¿Sabe cocinar? Sí, y me encanta. Hasta me atrevo a cocinar recetas búlgaras para la alegría de mi marido que es de ese país. Aunque mi plato fuerte es el arroz meloso con rovellons y pollo. Una fantasía para el paladar.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? ¡Qué difícil elegir! Aunque a día de hoy escribiría sobre Pere Gil i Estalella. Un jesuita y calificador de la Santa Inquisición, que hizo uso de su cargo para defender a las mujeres que acusaban de brujería en el siglo XVII. Su historia me impactó cuando me documentaba para mi novela, y su coraje para enfrentarse a otros religiosos y defender su postura, también. Otro tema es que a esa revista le interesase la vida de este buen señor.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Comprensión. Si conseguimos aceptar al otro, comprenderlo, sin querer cambiarlo, el mundo será un lugar mejor.

¿Y la más peligrosa? Razón. Todo el mundo quiere tenerla. Nadie está dispuesto a perderla y ha arrastrado a la humanidad a una infinidad de desgracias.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Solo en la ficción. Por fortuna nunca me he encontrado en una situación tan extrema como las que le provoco yo a mis personajes. En la vida real con alejar a las personas tóxicas de mi vida tengo suficiente. Cuando eso sucede, siempre me acuerdo del refrán: “tanta paz lleves como gloria dejas” y sería en sumun de mi venganza.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Soy de izquierdas, aunque no tengo una afinidad especial por un partido específico. En las ultimas tres elecciones, nunca he votado al mismo, pero siempre he votado a la izquierda.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? No quiero ser otra cosa. Aunque estaría bien mejorar mi propia versión, con más seguridad en mí misma, más facilidad para dejarme llevar y sin síndrome de impostora. Y en el caso hipotético de que exista eso de la reencarnación, vivir la vida de mi perro no me parece mala idea.

¿Cuáles son sus vicios principales? Las películas románticas de navidad, esas super predecibles donde siempre está nevado y un milagro de Papá Noel lo arregla todo al final. La Nutella con pan que desayuno los domingos, pero que me comería todos los días y a todas horas. Y comprar nuevos libros, aunque tenga una pila de pendientes en la estantería de casa.

¿Y sus virtudes? Mi sentido del humor y mi empatía. Intento relativizar todo lo que puedo el malestar ajeno soltando chascarrillos hasta en situaciones difíciles. Si logro arrancarle una sonrisa a alguien que está triste me siento feliz. El único inconveniente es que al ser tan empática sufro mucho si, más allá de hacer reír a esa persona, no logro darle una solución real a su problema.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Un amanecer en la montaña buscando setas con mi padre. Mi madre y yo bailando en el salón de casa. Las payasadas nocturnas de mi hermana mayor para dormirnos a mi otra hermana y a mí cuando éramos pequeñas. Las risas con mi familia hasta que nos duele la barriga. Los abrazos de mis hijos. El primer beso de mi marido en nuestra primera cita. Y como soy tan controladora y planificadora, aprovecharía esos últimos instantes de vida para ordenar cada una de las imágenes y reproducirlas en orden de mayor a menor intensidad emocional, no vaya a ser que fluyan desordenadas y además de ahogarme me dé un infarto.

T. M.